Cartel oficial del XXIII Festival de Jerez, obra de Daniel Diosdado, (2018) |
Diosdado, la mano detrás del Cartel del Festival de Jerez AÑO 19
-El universo gráfico del ilustrador jerezano
Daniel Diosdado Pérez transmite una sensación de compleja sencillez. Su buena
mano a la hora de captar y sincretizas la esencia de ideas primas, que aún
estando en la mente de muchos sin embargo pocos logran plasmar sobre el papel,
está detrás de la imagen del cartel oficial de la XXIII edición del Festival de
Jerez.
Este trabajo no es resultado de la improvisación, Diosdado se ha fogueado durante años en el terreno visual trascendiendo a la simple praxis pictórica, para haciendo honor a la profesión de ilustrador ofrecer toda una panoplia de recursos provenientes de la narrativa gráfica, del mundo del cómic (“Voy Tirando” novela gráfica, 2011 / Viaje a Bizancio Ediciones, Premio Desencaja / Instituto Andaluz de Juventud) con el que se ha formado, y de la publicidad. Se sirve de unos recursos estilísticos que remiten no sólo a los tebeos, sus composiciones apuntan al arte secuencial en su dimensión más amplia, utilizando la infografía, el arte digital como una herramienta más, pero sin olvidar los orígenes pictóricos de los maestros pretéritos del lápiz, la pluma y el pincel. Sin caer en un barroquismo fácil, presta atención a los detalles, logrando captar la atención sobre lo esencial al hacer un ejercicio de revisión de lo icónico, marca de la casa de Diosdado.
Reincidente
en esto de la cartelería destinada a eventos organizado por el Ayuntamiento de
Jerez, sólo cabe el celebrar la elección. Para el caso que nos ocupa la
semiótica contenida en la imagen se hace eco de una premisa ligada a la propia
naturaleza del Festival que suele olvidarse, el cosmopolitismo; y de otra que
no debería perderse de vista, determinante e intrínseca a una elevada
proporción en el registro de posibles perfiles del público asistente a este
acontecimiento anual: mujer, baile, Internacionalidad. A nadie se le escapa la
intencionalidad en el encargo. Con la especial sensibilidad del trazo de
Diosdado, el objetivo propagandístico unido al publicitario, que son en
definitiva razón de ser del cartel, se logra de forma solvente.
El
Flamenco retratado por Diosdado, al menos al que esto escribe se le antoja Kirsch
(a tenor de su producción conocida al respecto), muy en línea con las
vanguardias artísticas que le vieran nacer hacia la segunda mitad del siglo
XIX. Observando su labor en la materia, se intuye un abanico de posibilidades
futuras que a buen seguro dará frutos. Y esto sería contribuir al panorama
artístico que de una u otra forma lo enriquecen, pues en esto del Flamenco no
sólo de cante, baile y toque vive el aficionado, haciéndose necesario el
cultivar vínculos históricos y renovar votos con las demás artes que vienen a
reflejarlo.
José
Gil Valencia
FLAMENCOS DE TOMBUCTÚ